Aspectos Psico sociales de la Volencia Juvenil.
Platón ya se escandalizaba de las
características de la juventud que había en
su época, una constante, que llega hasta nuestros
días.
No se olvide que el adolescente, no debe ser
estudiado como un ente solitario, sino inserto en
una realidad espacial y temporal, que a su
alrededor se encuentra su familia y su contexto,
que no puede ser diagnosticado en un corte
vertical de su vida: «es así», porque tiene una
realidad transversal con un pasado y un futuro (a
veces oscuro).
Además los diagnósticos
negativistas que sólo insisten en clasificar y
resaltar los aspectos problemáticos, no sirven para
nada, hay que pronosticar pero aludiendo a lo
positivo, a lo que le motiva, a lo que le engancha
socialmente, para llevarlo a efecto y desarrollar
todas sus potencialidades.
a) No hay violencia juvenil.
Hay violencia, del
ser humano, de grupos, de Naciones.
Véase ETA;Argelia; Ejecución de una mujer (otras veces son
hombres o menores que dejan de serlo) en
Estados Unidos país que no ha ratificado la
Convención de Derechos de la Infancia.
Las urbes en que habitan nuestros niños
(habitamos), son agresivas, inhumanas, el rey de
esa selva es el vehículo a motor, se generan
miedos, el niño tiene que ser visto en todo
momento o puede ser atacado por un pederasta,
un psicópata, un secuestrador, un drogadicto, esta
constante alarma social, hace que sean recluidos
en sus cuartos ante una pantalla de T.V.,
ordenador, video-juego. En todo caso hay más
violencia latente que real y más psíquica que
física.
Respecto a los medios de comunicación y
primordialmente a la televisión, es incuestionable
que la «cascada» de actos violentos, muchas
veces sexuales, difuminan la gravedad de los
hechos.
Nada tiene que ver el disparo indiscriminado del
VII de Caballería contra los indios (o viceversa),
que nosotros veíamos, con la brutal carnicería en
la que hoy se deleitan. O anuncios de juguetes
que dejan en la mano del niño la capacidad para
decidir «la vida del otro». O peligrosos como «el
niño será rubio, tendrá los ojos azules». O vídeos
tan esperpénticos como muñecos diabólicos.
Nos rodea un alto grado de zafiedad y mal gusto.
Sin embargo, hemos de reseñar que los menores
que exploramos y que están en Proceso de aprendizaje.
En todo caso, se desplaza mucha responsabilidad
a los medios de comunicación, cuando hay una
«moda de inmoralidad».
Debe romperse el vínculo violencia / juventud,
véanse para ello los datos de las Memorias de la
Fiscalía General del Estado y compárense por
franjas de edad.
Acontece que paradójicamente
los medios de comunicación, hipertrofian lo
minoritario y negativo, olvidando destacar lo
genérico y positivo, como la solidaridad juvenil.
b) El joven no es emisor de violencia, es el
receptor.
Piénsese en los niños maltratados, a veces
físicamente, otras emocionalmente, como cuando
tienen que oír «no sé para qué has nacido» o «yo
te quise abortar» o «no me quites tiempo» o «no
vales para nada».
Los que nacen con síndrome de
fetoalcohol u otras drogas, los que aprenden bajo
el lema «la letra con sangre entra», los que tienen
que estar en una cárcel con sus madres, los que
son obligados a traficar («trapicheo») con drogas,
a robar como forma de subsistencia, a prostituirse,
los que trabajan, mendigan, no asisten a la
escuela, porque una sociedad injusta que «no va
bien» lo etiqueta como desheredado, porque hay
padres que de hecho no lo son, que fracasan en la
educación, o inducen al comportamiento disocial,
porque han errado absolutamente al interpretar lo
que significa Patria Potestad.
Padres que no
educan coherentemente, tampoco se coordinan
con los maestros, que adoptan una posición
cobarde y errónea no permitiendo que nadie
recrimine a sus hijos sus malas acciones.
Padres
que no escuchan, que no conocen las
motivaciones y preocupaciones de sus hijos, que
no saben decir nada positivo de ellos, que pierden
los primeros días, meses y años de sus hijos «se
me ha hecho mayor sin enterarme», que creen
que no se influye sobre ellos, que no educan en la
autoresponsabilidad.
Tenemos una sociedad profundamente injusta,
económicamente fracturada que golpea con elcanto de sirenas del consumo, hay jóvenes que
cuando se les pregunta ¿qué quieres ser de
mayor? Contestan «rico», estos son los frutos de
la denominada y padecida «cultura del pelotazo»,
que lo más que aporta a los jóvenes son zonas de
«copas» para pasar el tiempo.
Una colectividad
que ha perdido en gran medida el sentimiento de
trascendencia, de espiritualidad, que rehuye con
pánico la soledad buscada.
Son muchas las personas que quieren modificar
conductas, sin inocular valores.
Nos encontramos ocasionalmente, con que se ha
perdido el respeto intergeneracional, que no es
fácil que cuando entra una embarazada en un
medio de transporte público un joven se levante
para cederle el asiento.
Pautas educativas
esenciales, que hemos de retomar desde la razón,
la palabra y la práctica, los más pequeños tienen
que apreciar en sus mayores (en nosotros) ese
respeto a los que nos han antecedido.
Y todo lo que leemos muy cercano a lo que sucede en la mayoría de las naciones, esto lo agrega la suscrita.
Trabajo por hacer respecto a nuestras familias y demás en nuestras comunidades, para corregir, prevenir y sensibilizar el cambio de actitudes desde la casas y la escolaridad en los planteles, como desde los gobiernos de las mismas naciones es una responsabilidad integrada. A partir de una articulación de compromisos.
Tomado de estudios de la revista estudios Juventud edición 2003 No. 62
características de la juventud que había en
su época, una constante, que llega hasta nuestros
días.
No se olvide que el adolescente, no debe ser
estudiado como un ente solitario, sino inserto en
una realidad espacial y temporal, que a su
alrededor se encuentra su familia y su contexto,
que no puede ser diagnosticado en un corte
vertical de su vida: «es así», porque tiene una
realidad transversal con un pasado y un futuro (a
veces oscuro).
Además los diagnósticos
negativistas que sólo insisten en clasificar y
resaltar los aspectos problemáticos, no sirven para
nada, hay que pronosticar pero aludiendo a lo
positivo, a lo que le motiva, a lo que le engancha
socialmente, para llevarlo a efecto y desarrollar
todas sus potencialidades.
a) No hay violencia juvenil.
Hay violencia, del
ser humano, de grupos, de Naciones.
Véase ETA;Argelia; Ejecución de una mujer (otras veces son
hombres o menores que dejan de serlo) en
Estados Unidos país que no ha ratificado la
Convención de Derechos de la Infancia.
Las urbes en que habitan nuestros niños
(habitamos), son agresivas, inhumanas, el rey de
esa selva es el vehículo a motor, se generan
miedos, el niño tiene que ser visto en todo
momento o puede ser atacado por un pederasta,
un psicópata, un secuestrador, un drogadicto, esta
constante alarma social, hace que sean recluidos
en sus cuartos ante una pantalla de T.V.,
ordenador, video-juego. En todo caso hay más
violencia latente que real y más psíquica que
física.
Respecto a los medios de comunicación y
primordialmente a la televisión, es incuestionable
que la «cascada» de actos violentos, muchas
veces sexuales, difuminan la gravedad de los
hechos.
Nada tiene que ver el disparo indiscriminado del
VII de Caballería contra los indios (o viceversa),
que nosotros veíamos, con la brutal carnicería en
la que hoy se deleitan. O anuncios de juguetes
que dejan en la mano del niño la capacidad para
decidir «la vida del otro». O peligrosos como «el
niño será rubio, tendrá los ojos azules». O vídeos
tan esperpénticos como muñecos diabólicos.
Nos rodea un alto grado de zafiedad y mal gusto.
Sin embargo, hemos de reseñar que los menores
que exploramos y que están en Proceso de aprendizaje.
En todo caso, se desplaza mucha responsabilidad
a los medios de comunicación, cuando hay una
«moda de inmoralidad».
Debe romperse el vínculo violencia / juventud,
véanse para ello los datos de las Memorias de la
Fiscalía General del Estado y compárense por
franjas de edad.
Acontece que paradójicamente
los medios de comunicación, hipertrofian lo
minoritario y negativo, olvidando destacar lo
genérico y positivo, como la solidaridad juvenil.
b) El joven no es emisor de violencia, es el
receptor.
Piénsese en los niños maltratados, a veces
físicamente, otras emocionalmente, como cuando
tienen que oír «no sé para qué has nacido» o «yo
te quise abortar» o «no me quites tiempo» o «no
vales para nada».
Los que nacen con síndrome de
fetoalcohol u otras drogas, los que aprenden bajo
el lema «la letra con sangre entra», los que tienen
que estar en una cárcel con sus madres, los que
son obligados a traficar («trapicheo») con drogas,
a robar como forma de subsistencia, a prostituirse,
los que trabajan, mendigan, no asisten a la
escuela, porque una sociedad injusta que «no va
bien» lo etiqueta como desheredado, porque hay
padres que de hecho no lo son, que fracasan en la
educación, o inducen al comportamiento disocial,
porque han errado absolutamente al interpretar lo
que significa Patria Potestad.
Padres que no
educan coherentemente, tampoco se coordinan
con los maestros, que adoptan una posición
cobarde y errónea no permitiendo que nadie
recrimine a sus hijos sus malas acciones.
Padres
que no escuchan, que no conocen las
motivaciones y preocupaciones de sus hijos, que
no saben decir nada positivo de ellos, que pierden
los primeros días, meses y años de sus hijos «se
me ha hecho mayor sin enterarme», que creen
que no se influye sobre ellos, que no educan en la
autoresponsabilidad.
Tenemos una sociedad profundamente injusta,
económicamente fracturada que golpea con elcanto de sirenas del consumo, hay jóvenes que
cuando se les pregunta ¿qué quieres ser de
mayor? Contestan «rico», estos son los frutos de
la denominada y padecida «cultura del pelotazo»,
que lo más que aporta a los jóvenes son zonas de
«copas» para pasar el tiempo.
Una colectividad
que ha perdido en gran medida el sentimiento de
trascendencia, de espiritualidad, que rehuye con
pánico la soledad buscada.
Son muchas las personas que quieren modificar
conductas, sin inocular valores.
Nos encontramos ocasionalmente, con que se ha
perdido el respeto intergeneracional, que no es
fácil que cuando entra una embarazada en un
medio de transporte público un joven se levante
para cederle el asiento.
Pautas educativas
esenciales, que hemos de retomar desde la razón,
la palabra y la práctica, los más pequeños tienen
que apreciar en sus mayores (en nosotros) ese
respeto a los que nos han antecedido.
Y todo lo que leemos muy cercano a lo que sucede en la mayoría de las naciones, esto lo agrega la suscrita.
Trabajo por hacer respecto a nuestras familias y demás en nuestras comunidades, para corregir, prevenir y sensibilizar el cambio de actitudes desde la casas y la escolaridad en los planteles, como desde los gobiernos de las mismas naciones es una responsabilidad integrada. A partir de una articulación de compromisos.
Tomado de estudios de la revista estudios Juventud edición 2003 No. 62
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