FAMILIAS ATÍPICAS
Sergio Emiro Díaz Santos
Cuando se habla de familia, muchos imaginan de inmediato un hogar cálido y amoroso compuesto por papá, mamá e hijos. Un referente social que las personas han construido a partir de los modelos tradicionales que caracterizaron la época de nuestros abuelos.
En la actualidad no se puede afirmar que los núcleos familiares estén deteriorados, son las situaciones las que obligan a los padres a trabajar, delegando la responsabilidad de crianza a los abuelos u otras personas, conformándose así las que hoy se conocen como familias atípicas.
Desprendimiento forzoso
La ausencia de los padres en el hogar significa para el niño o niña un enorme vacío afectivo que debe ser tratado con responsabilidad, para no despertar en ellos inconformidades o resentimientos que afecten, de por vida, la relación con sus progenitores. El buen aprovechamiento del tiempo libre tendrá mayor valor que los regalos y juguetes de alto costo económico.
Contarlo es más fácil que vivirlo y así lo manifiesta Marcela, una adolescente de 15 años, quien desde que tiene uso de razón ha vivido con sus abuelos debido a las largas jornadas laborales que sus padres deben cumplir. “Mis papás viven conmigo y con mis abuelos, pero parece que no fuera así, pues ellos salen todos los días a las 5 de la mañana y regresan a las 11 y media de la noche… perfectamente puede pasar una semana y no nos vemos sino hasta el domingo.”
Para Marcela ser hija única ha sido el motivo de tristeza que la acompaña año a año, viendo cómo su infancia se fugó en medio de un hogar conformado sólo por adultos. Una experiencia que la hace ver la importancia de los hermanos, con los que se pueda jugar y divertirse en los momentos libres. “Yo soy conciente de que mis abuelos hacen lo posible para que yo me sienta bien, pero sus cuidados no son suficientes…durante la niñez a uno le hace falta jugar y hablar con más niños. A mi edad apenas me estoy acostumbrando a este estilo de vida.”
Un día normal de esta adolescente no conoce más que el camino del colegio a la casa, a donde llega a hacer sus tareas y a hacer lo primero que se le ocurra para no aburrirse sin hacer nada. En algunos casos la visita de sus tíos o primos hacen que los planes cambien.
El domingo es el día más especial para Marcela, porque es la oportunidad que tiene de pasar todo el tiempo con sus padres y hacer lo que durante la semana no pudieron. “Ese día salimos a pasear, comemos por fuera, hablamos mucho y nos divertimos, pero me dan ganas de llorar cuando se hace de noche, pues en ese momento es cuando prácticamente me toca despedirme de ellos porque sólo podré disfrutarlos hasta el próximo domingo.”
¿Qué dicen sus abuelos?
María y Antonio, abuelos de Marcela, son concientes de que el ambiente en el que se ha formado su nieta no es el adecuado para una niña que necesita estar con otras personas de su edad, pero los compromisos de sus padres no han permitido que las cosas sean diferentes. “A nosotros nos toca estar pendientes de que ella no salga a ninguna parte, porque es nuestra responsabilidad si algo le pasa. Cuando sale con sus amigas es porque sus padres dan la autorización”, comenta María quien reconoce ver a Marcela como una hija.
Los primeros años
Para Marilia Álvarez, licenciada en educación preescolar, la ausencia de los padres en el hogar puede ocasionar que el niño deje de ver en ellos un patrón de autoridad y lo encuentre en las personas que han sido delegadas para su crianza. “Los padres son irremplazables porque los niños buscan imitar a sus adultos y al no estar presente el papá o la mamá, van a buscar a sus profesores u otras personas mayores como modelo a seguir”.
Las personas que se delegan para la crianza de los hijos serán más permisivos con ellos, representando una situación poco favorable para la formación. Además, el afecto de los padres nadie puede reemplazarlo.
La voz de un experto Martha Lucía Vargas S. Psicóloga Clínica
Modelos de autoridad
Hoy en día el colegio asume un rol determinante, donde los niños permanecen una jornada que comprende la mañana y parte de la tarde. Allí mismo almuerzan en compañía de los docentes, quienes les brindan las normas y la seguridad de un acompañamiento ideal.
Para los padres de familia no es tarea fácil buscar la persona idónea para atender a su hijo con la debida responsabilidad que un menor necesita.
En la mayoría de los casos, los abuelos y las abuelas han retomado cierto protagonismo, porque son ellos el reemplazo momentáneo de papá y mamá.
El no poder estar con el hijo o la hija no debe implicar sentimientos de culpabilidad. El tiempo que compartan debe generar armonía y una unidad integral de la familia.
Es importante recordar siempre que todos los cuidadores sean también educadores y mantengan el mismo criterio de actuación de los padres ante determinadas situaciones.
¿Qué hacer para no dañar la relación?
La licenciada en educación preescolar recomienda a los padres:
1.Explicarle al niño las razones por las que no pueden estar juntos.
2. Llamarlo permanentemente y decirle que lo quiere, que le hace falta y prometerle un próximo encuentro. 3. Disfrutar al máximo el fin de semana con el fin de recompensar lo que no se hizo durante los demás días.
4. No satisfacer todos los caprichos del niño. La idea de los pocos encuentros es que sean de amor pero con disciplina.
Consecuencias Para el psiquiatra Mauricio Escobar es importante tener en cuenta:
1. Conocer a la persona que cuida, para evitar situaciones de abuso, maltrato, formación inadecuada, indisciplina y accidentes caseros, entre otros.
2. Si conoce a la persona, tenga en cuenta los rasgos de su personalidad, para que ésta no afecte negativamente a su hijo.
3. Cuando el cuidado se delega a personas de tercera edad, sus enfermedades o limitaciones físicas pueden ocasionar que el cuidado no se dé de forma efectiva.
La voz de un experto Mauricio Escobar S. Médico Psiquiatra infantil y adolescente
¿Cómo manejarlo?
Cuando los padres deben ausentarse del hogar pero hay un diálogo adecuado, disciplina, claros conceptos de autoridad, autonomía y límites, nunca se van a presentar problemas emocionales ni comportamentales en los hijos ni en la pareja. Lo importante es que las personas que tienen la responsabilidad de la crianza hagan valer lo que papá y mamá quieren para sus hijos. “La idea es que los cuidadores no les digan a los niños frases como ‘sus papás deberían estar más pendientes de usted’, ya que esto puede ocasionar que los menores entren en depresiones, estados de ansiedad y pierdan el respeto hacia sus progenitores. Estos sentimientos pueden afectar el rendimiento en el colegio y en la adolescencia, presentarse malos comportamientos como drogadicción, embarazos, entre otros”.
Para que el niño o la niña no desconozca la figura paterna, en sus progenitores, es importante que las personas encargadas de su cuidado, en todo momento le digan, a través de juegos y conversaciones, que el padre y la madre son la autoridad y lo aman mucho, pero por compromisos laborales no pueden estar presente.
Tomado de asistentes judiciales
Cuando se habla de familia, muchos imaginan de inmediato un hogar cálido y amoroso compuesto por papá, mamá e hijos. Un referente social que las personas han construido a partir de los modelos tradicionales que caracterizaron la época de nuestros abuelos.
En la actualidad no se puede afirmar que los núcleos familiares estén deteriorados, son las situaciones las que obligan a los padres a trabajar, delegando la responsabilidad de crianza a los abuelos u otras personas, conformándose así las que hoy se conocen como familias atípicas.
Desprendimiento forzoso
La ausencia de los padres en el hogar significa para el niño o niña un enorme vacío afectivo que debe ser tratado con responsabilidad, para no despertar en ellos inconformidades o resentimientos que afecten, de por vida, la relación con sus progenitores. El buen aprovechamiento del tiempo libre tendrá mayor valor que los regalos y juguetes de alto costo económico.
Contarlo es más fácil que vivirlo y así lo manifiesta Marcela, una adolescente de 15 años, quien desde que tiene uso de razón ha vivido con sus abuelos debido a las largas jornadas laborales que sus padres deben cumplir. “Mis papás viven conmigo y con mis abuelos, pero parece que no fuera así, pues ellos salen todos los días a las 5 de la mañana y regresan a las 11 y media de la noche… perfectamente puede pasar una semana y no nos vemos sino hasta el domingo.”
Para Marcela ser hija única ha sido el motivo de tristeza que la acompaña año a año, viendo cómo su infancia se fugó en medio de un hogar conformado sólo por adultos. Una experiencia que la hace ver la importancia de los hermanos, con los que se pueda jugar y divertirse en los momentos libres. “Yo soy conciente de que mis abuelos hacen lo posible para que yo me sienta bien, pero sus cuidados no son suficientes…durante la niñez a uno le hace falta jugar y hablar con más niños. A mi edad apenas me estoy acostumbrando a este estilo de vida.”
Un día normal de esta adolescente no conoce más que el camino del colegio a la casa, a donde llega a hacer sus tareas y a hacer lo primero que se le ocurra para no aburrirse sin hacer nada. En algunos casos la visita de sus tíos o primos hacen que los planes cambien.
El domingo es el día más especial para Marcela, porque es la oportunidad que tiene de pasar todo el tiempo con sus padres y hacer lo que durante la semana no pudieron. “Ese día salimos a pasear, comemos por fuera, hablamos mucho y nos divertimos, pero me dan ganas de llorar cuando se hace de noche, pues en ese momento es cuando prácticamente me toca despedirme de ellos porque sólo podré disfrutarlos hasta el próximo domingo.”
¿Qué dicen sus abuelos?
María y Antonio, abuelos de Marcela, son concientes de que el ambiente en el que se ha formado su nieta no es el adecuado para una niña que necesita estar con otras personas de su edad, pero los compromisos de sus padres no han permitido que las cosas sean diferentes. “A nosotros nos toca estar pendientes de que ella no salga a ninguna parte, porque es nuestra responsabilidad si algo le pasa. Cuando sale con sus amigas es porque sus padres dan la autorización”, comenta María quien reconoce ver a Marcela como una hija.
Los primeros años
Para Marilia Álvarez, licenciada en educación preescolar, la ausencia de los padres en el hogar puede ocasionar que el niño deje de ver en ellos un patrón de autoridad y lo encuentre en las personas que han sido delegadas para su crianza. “Los padres son irremplazables porque los niños buscan imitar a sus adultos y al no estar presente el papá o la mamá, van a buscar a sus profesores u otras personas mayores como modelo a seguir”.
Las personas que se delegan para la crianza de los hijos serán más permisivos con ellos, representando una situación poco favorable para la formación. Además, el afecto de los padres nadie puede reemplazarlo.
La voz de un experto Martha Lucía Vargas S. Psicóloga Clínica
Modelos de autoridad
Hoy en día el colegio asume un rol determinante, donde los niños permanecen una jornada que comprende la mañana y parte de la tarde. Allí mismo almuerzan en compañía de los docentes, quienes les brindan las normas y la seguridad de un acompañamiento ideal.
Para los padres de familia no es tarea fácil buscar la persona idónea para atender a su hijo con la debida responsabilidad que un menor necesita.
En la mayoría de los casos, los abuelos y las abuelas han retomado cierto protagonismo, porque son ellos el reemplazo momentáneo de papá y mamá.
El no poder estar con el hijo o la hija no debe implicar sentimientos de culpabilidad. El tiempo que compartan debe generar armonía y una unidad integral de la familia.
Es importante recordar siempre que todos los cuidadores sean también educadores y mantengan el mismo criterio de actuación de los padres ante determinadas situaciones.
¿Qué hacer para no dañar la relación?
La licenciada en educación preescolar recomienda a los padres:
1.Explicarle al niño las razones por las que no pueden estar juntos.
2. Llamarlo permanentemente y decirle que lo quiere, que le hace falta y prometerle un próximo encuentro. 3. Disfrutar al máximo el fin de semana con el fin de recompensar lo que no se hizo durante los demás días.
4. No satisfacer todos los caprichos del niño. La idea de los pocos encuentros es que sean de amor pero con disciplina.
Consecuencias Para el psiquiatra Mauricio Escobar es importante tener en cuenta:
1. Conocer a la persona que cuida, para evitar situaciones de abuso, maltrato, formación inadecuada, indisciplina y accidentes caseros, entre otros.
2. Si conoce a la persona, tenga en cuenta los rasgos de su personalidad, para que ésta no afecte negativamente a su hijo.
3. Cuando el cuidado se delega a personas de tercera edad, sus enfermedades o limitaciones físicas pueden ocasionar que el cuidado no se dé de forma efectiva.
La voz de un experto Mauricio Escobar S. Médico Psiquiatra infantil y adolescente
¿Cómo manejarlo?
Cuando los padres deben ausentarse del hogar pero hay un diálogo adecuado, disciplina, claros conceptos de autoridad, autonomía y límites, nunca se van a presentar problemas emocionales ni comportamentales en los hijos ni en la pareja. Lo importante es que las personas que tienen la responsabilidad de la crianza hagan valer lo que papá y mamá quieren para sus hijos. “La idea es que los cuidadores no les digan a los niños frases como ‘sus papás deberían estar más pendientes de usted’, ya que esto puede ocasionar que los menores entren en depresiones, estados de ansiedad y pierdan el respeto hacia sus progenitores. Estos sentimientos pueden afectar el rendimiento en el colegio y en la adolescencia, presentarse malos comportamientos como drogadicción, embarazos, entre otros”.
Para que el niño o la niña no desconozca la figura paterna, en sus progenitores, es importante que las personas encargadas de su cuidado, en todo momento le digan, a través de juegos y conversaciones, que el padre y la madre son la autoridad y lo aman mucho, pero por compromisos laborales no pueden estar presente.
Tomado de asistentes judiciales
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