¿ Es El Consumo La Base de la Felicidad ?
¿Es el consumo la base de la felicidad?
José Ramón Santolalla
Presidente de AICOA
El acceso al consumo colectivo, familiar o personal, sea cual sea el nivel de bienestar de cada Sociedad Actual, pasa necesariamente por tres fases sucesivas, según éstas se vayan superándo sucesivamente por este orden:
El Consumo como necesidad de nivel mínimo de supervivencia en una vida en Sociedad avanzada.
Consumo básico, íntimo, personal o familiar.
El Consumo como imitación para alcanzar un “Status Social” de prestigio reconocido por los otros.
Consumo como proyección externa hacia los demás.
El Consumo como satisfacción egocéntrica no justificada por una necesidad real. Consumo por el consumo, creando adicción patológica.
La felicidad nunca esta fundamentada en el consumo, ya que éste, si se satisface, genera automáticamente una nueva insatisfacción que solo se resuelve con un nuevo consumo.
En esto se basa la innovación en buena parte, y el desarrollo de nuevas acciones de oferta comercializadora del mercado, ya que éste se basa en crear nuevos productos o servicios, que atraigan un nuevo o creciente mayor consumo, que sustente el avance en posicionamiento de negocio y unos mejores resultados económicos (beneficios en su más amplia acepción).
“El consumo por el consumo nunca es un buen consejero”
La auténtica felicidad la obtiene la persona humana, proyectando sus valores intrínsecos que la definen, como la amistad, la cultura, las relaciones, el deporte, la espiritualidad, la solidaridad, la educación permanente a lo largo de la vida y otras variables cualitativas que configuran la personalidad individual.
El consumo por el consumo nunca es un buen consejero; es más, de él debemos huir o eliminar, dejando paso al consumo contenido, limitado única y exclusivamente a contribuir en la justa y equilibrada medida que satisfaga con su aportación la obtención o disfrute de los valores personales antes mencionados.
La felicidad auténtica solo se consigue aceptando cada persona la aplicación de las cuatro únicas formulas asequibles, no sin esfuerzo y sacrificio, que configuran o deben configurar la actividad humana en su conjunto, y que son:
Aprender a Aprender.
Aprender a Enseñar.
Aprender a convivir con los demás.
Aprender a convivir con uno mismo y su circunstancia.
En la promoción y consecución de estas cuatro fórmulas hay suficientes atractivos para el Mundo Económico que justifican una oferta altamente rentable en sus múltiples variantes, como para reorientar su actual configuración, basada en el consumo por el consumo.
¡¡IMAGÍNENSE CUÁNTOS PRODUCTOS O SERVICIOS PUEDEN LANZARSE A UN MERCADO QUE ESTÉ BÁSICAMENTE CONFIGURADO, COLECTIVA E INDIVIDUALMENTE, EN ALCANZAR ESTOS CUATRO OBJETIVOS!!
José Ramón Santolalla
Presidente de AICOA
El acceso al consumo colectivo, familiar o personal, sea cual sea el nivel de bienestar de cada Sociedad Actual, pasa necesariamente por tres fases sucesivas, según éstas se vayan superándo sucesivamente por este orden:
El Consumo como necesidad de nivel mínimo de supervivencia en una vida en Sociedad avanzada.
Consumo básico, íntimo, personal o familiar.
El Consumo como imitación para alcanzar un “Status Social” de prestigio reconocido por los otros.
Consumo como proyección externa hacia los demás.
El Consumo como satisfacción egocéntrica no justificada por una necesidad real. Consumo por el consumo, creando adicción patológica.
La felicidad nunca esta fundamentada en el consumo, ya que éste, si se satisface, genera automáticamente una nueva insatisfacción que solo se resuelve con un nuevo consumo.
En esto se basa la innovación en buena parte, y el desarrollo de nuevas acciones de oferta comercializadora del mercado, ya que éste se basa en crear nuevos productos o servicios, que atraigan un nuevo o creciente mayor consumo, que sustente el avance en posicionamiento de negocio y unos mejores resultados económicos (beneficios en su más amplia acepción).
“El consumo por el consumo nunca es un buen consejero”
La auténtica felicidad la obtiene la persona humana, proyectando sus valores intrínsecos que la definen, como la amistad, la cultura, las relaciones, el deporte, la espiritualidad, la solidaridad, la educación permanente a lo largo de la vida y otras variables cualitativas que configuran la personalidad individual.
El consumo por el consumo nunca es un buen consejero; es más, de él debemos huir o eliminar, dejando paso al consumo contenido, limitado única y exclusivamente a contribuir en la justa y equilibrada medida que satisfaga con su aportación la obtención o disfrute de los valores personales antes mencionados.
La felicidad auténtica solo se consigue aceptando cada persona la aplicación de las cuatro únicas formulas asequibles, no sin esfuerzo y sacrificio, que configuran o deben configurar la actividad humana en su conjunto, y que son:
Aprender a Aprender.
Aprender a Enseñar.
Aprender a convivir con los demás.
Aprender a convivir con uno mismo y su circunstancia.
En la promoción y consecución de estas cuatro fórmulas hay suficientes atractivos para el Mundo Económico que justifican una oferta altamente rentable en sus múltiples variantes, como para reorientar su actual configuración, basada en el consumo por el consumo.
¡¡IMAGÍNENSE CUÁNTOS PRODUCTOS O SERVICIOS PUEDEN LANZARSE A UN MERCADO QUE ESTÉ BÁSICAMENTE CONFIGURADO, COLECTIVA E INDIVIDUALMENTE, EN ALCANZAR ESTOS CUATRO OBJETIVOS!!
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